lunes, 29 de septiembre de 2014

¿Quién eres literatura?

Estimada literatura;

Te escribo esta carta para poder recordarte quién eres después de tanto olvido, de tanto menosprecio.  Creo ciegamente en que debes tenerlo presente siempre. Eres la llave para abrir mentes y horizontes; la pasión convertida en letras; una salvadora de almas perdidas. Tienes la capacidad de cambiar perspectivas y criterios con una sola frase, con una sola idea. Nada tan insignificante como el mundo puede empequeñecerte siendo tan amplio y pasional como tú eres. Y es que nadie puede matar nada de todo lo que habita en ti, pues todo es inmortal.

Atentamente,


Una fiel escritora.

- b.m.

sábado, 27 de septiembre de 2014

Bienvenidos.

Bienvenidos a nuestra sociedad;
donde los adolescentes están deprimidos,
los amantes desconocen el amor,
los estudiantes permanecen estresados,
los de buen corazón son rotos a la fuerza
y los humanos siguen sin conocer la humanidad.

Donde las sonrisas se sustituyen por drogas,
la literatura por la frialdad,
la paz por una golpe de nudillos,
el amor por el sexo,
la más bella interioridad por un buen ver,
una galleta por horas sin comer.

Donde el cariño se aprecia por cantidades de mensajes,
la belleza por una cantidad de números,
la popularidad por tus peores actos,
la inteligencia por palabras memorizadas,
la debilidad por lágrimas derramadas,
la bondad por tus simples apariencias.

Donde se fracasa por miedo inculcado,
se tropieza por zancadillas a propósito,
se llora por almas sin desgastar,
se prefiere callar a destacar y ser linchado por ello,
se prefiere ser nadie a intentar ser alguien,
se miente sin dificultad alguna.

Bienvenidos a nuestra sociedad;
lugar donde nadie parece querer llegar a cambiar,
o frenar su deterioro antes de que sea tarde,
o evitar que más se marchen antes de tiempo,
o lograr dejar de tener sangre entre sus dedos,
o simplemente saber que se puede vivir aquí.

- b.m.

martes, 16 de septiembre de 2014

Deseando la mayor derrota.

Odio decir ésto pero no puedo. Simplemente no puedo. No estoy preparada para todo a lo que tengo que afrontar. La impotencia, la cobardía no parecen saber el camino de salida para abandonar mi pecho y lo peor de todo ésto es saber que voy a cubrirlo por completo; voy a tratar de esconderlo como si así todo fuera a desaparecer. Pero no, todo va a permanecer, va a aumentar. Y tengo miedo de que todo acabe por comerme, por destrozarme al completo cuando pensé que no podía volver a estar tan rota. Cuando vuelva a mirar a mi derecha y a mi izquierda no habrá nadie de quienes prometieron quedarse y no habrá nadie nunca más porque sus "las cosas cambian" que salen de sus bocas son unos "no voy a hacer nada para permanecer" camuflados. Voy a acabar sin vida y sé que no voy a hacer nada al respeto porque todos mis sueños parecen transformarse en uno único; desaparecer. Quiero borrar mi nombre, mi rostro, mis acciones de cada una de las memorias por las que he pasado, si es que logré quedarme ahí una vez. No me veo con la capacidad de afrontar todo lo que la vida me da, todo con lo que la vida me golpea y no puedo tener más miedo. Nada de lo que he podido hacer hasta ahora ha valido la pena para tener que almacenar tanto dolor en mi pecho. Y tampoco quiero afrontarlo porque no merezco tener que hacerlo. Todos estos años se resumen en golpe tras golpe con ni una sola victoria a mi favor. Pero creo estar preparada para admitir la mayor de mis derrotas. Ojalá hoy pudiera darle la bienvenida pero al transformarse en deseo, nunca va a llegar a mí. La mayor de mis derrotas es la mayor de mis ansias y todo lo que me libera de la angustia no parece recordar mi persona. Estoy condenada a batallar sabiendo que nunca llegará a mí.

- b.m.

viernes, 5 de septiembre de 2014

Verdadera valía.

Por muchas fotos que
colgaras en tu habitación;
por muchas cartas que
abrieras y leyeras;
o por muchas veces
que marcaras su número;
nada ha quedado intacto,
habéis desaparecido.

Parece que te enfrías,
como si no hubiera nada
corriendo por tus venas y,
sin embargo, ardes de la nada
cada vez que le ves,
con la ansía de golpearle
por cada puta jugada suya,
como si no hubieras perdonado.

Te sientes vacía y no hayas nada
que logre hacerte recordar
cómo era ser consciente de
cada parpadeo, cada respiro;
no recuerdas la razón por la que
sigues aquí porque no tienes a
nadie que te la rememore o
algo que te encienda por dentro.

Él desaparece y, de repente,
todo se esfuma de tu alrededor
como si nunca hubiera habido
nada antes de su llegada,
como si fueras inservible cuando,
por muy vana que te sientas,
irradias el sentimiento de que
siempre has sido suficiente buena.

Si nunca te hizo sentir plena,
no le des el poder de hacerte
sentir vacía cuando marche;
no le hagas pensar que nunca
se equivocó o te deterioró
pues transformo un bonito interior
de oro en un necio lugar
vació de valor y orgullo.

- b.m.