jueves, 19 de junio de 2014

Carta a mi pasado.

¿Por dónde empezar? Han pasado cuatro años y el pasado lo veo infinitamente oscuro, enfermizo y cortante; posiblemente siempre lo será pero pese a todo continuabas creyendo en la luz sin haberla visto. No sé muy bien que decir, solo que todo ha cambiado mucho. Quizá llegarás a estar orgullosa de lo que un día serás o quizá no, puede que odies la forma en la que llegarás hasta aquí pero tienes que entender que no habrá otra forma humana de sobrevivir sin las opciones que vas a escoger. Tendrás que batallar más que nunca antes, tendrás que sobrepasar mil inconvenientes que nunca pensarías que llegarías a vivir. Pero tranquila, aquí estoy y aquí estarás.

Personas que nunca pensarías que te dañarían lo harán, te abandonarán y olvidarán hasta cada una de las letras que forman tu nombre pero encontrarás a unos pocos que superarán con creces todo lo que una vez hicieron unos monstruos con apariencia humana. Te darás cuenta de quienes te merecen con dolor por delante. Y no te mentiré; será doloroso, querrás dejar de respirar y no recordarás la razón por la que vives. Y aún así debes recordar siempre que no hay nada más valioso en tu vida que tú misma. Nadie que te haya hecho daño una mísera vez es el indicado para estar en tu vida.

Habrá momentos en la que ni siquiera querrás continuar, te sentirás inútil y abandonarás todo lo que quieres. Solo pido que te seques las lágrimas justas y no sobrepases lo que un día lloré. No permitas causarte más dolor. Eres fuerte, recuérdalo. Tus sueños son oro puro y sé que lucharás por ellos.

Ten siempre en tu mente que tu vida es preciosa, que tu mundo lo es y que todos esos estúpidos poemas que lees sobre la luz al final del túnel llevan razón. Baila cada canción aunque no tengas el ánimo de tu parte, despéinate a cada ocasión que puedas, abraza siempre que tengas la oportunidad y joder, haz gamberradas. Experimenta todo lo que una vez te prohibieron. No quieras que llegue el día en el que te arrepientas de pequeñeces que cambiaron tu vida a peor.

Desde aquí me gustaría decirte que todo va bien, que tu vida será perfecta, pero no es así. A día de hoy siguen doliéndome muchas cosas pese a la madurez que vas a adquerir en unos escasos años. No he logrado encontrar a esa persona que decían que aparecería de la nada para hacerme sentirlo todo, pero quién sabe. Todo cambió desde donde estás y todo cambiará desde donde estoy. Eres grande. La vida no será fácil pero sí bonita si así lo quieres. Nunca olvides lo que hoy te mueve, lo necesitarás todos los días para continuar adelante.

A día de hoy todavía me duelen todos los errores que cometí y que te quedan por cometer pero sé que están escritos en el camino. Permanece aquí y no permitas que el futuro no tenga lugar, que yo no exista nunca más.

- b.m.

domingo, 15 de junio de 2014

Imperdonable.

Recuérdate la razón por la que
todo esto tomó lugar;
fue solo tu regocijo quien
me causó tanto dolor.

¿Cuántas veces tendré que
recordarte que ya no;
que hasta aquí llegó,
que ya no formas parte de mí?

El perdón no se regala,
y aunque así fuera créeme,
tú nunca serías el destinatario
de semejante obsequio.

Nunca podría volver a escucharte
sin repetir en mi cabeza
tus anteriores palabras dolientes
que me marcaron como cuchillas.

Ya no soy la misma de antes:
la esencia que albergaba en mí
ya desconoce el cuerpo
en el que previamente habitó.

No quiero absolverte de tus culpas,
tampoco te ansío de nuevo;
solo quiero que sufras
todo lo que una vez padecí.

sábado, 7 de junio de 2014

La razón de mi existencia.

Hoy me he dado cuenta de tu ausencia
cuando al despertarme
no recordaba la razón
de mi existencia.

Dime tú que lugar ocupo aquí
si no es la silla donde me servías
ese café frío sin otro sabor
que el de tus labios.
Recuérdame tú cómo continúo viva
si en mi memoria no hay recuerdo
en el que no permanezca en el suelo,
carente de calor como mi ser.
Reclámame tú cada canción
en la que tu nombre
no era estrofa ni melodía,
pero sí inspiración.
Devuélveme tú todos los versos
donde en cada rima
se invoca tu persona
sin querer pronunciarte.
Pídeme tú mi retorno
como quien ansía volver a ver
el cielo azul una vez perdido
tras las nubes de tormenta.

Mañana quizá me doy cuenta
de que la razón de mi existencia
era marcarte mi nombre en tu historia
y que no habrá otro motivo más.

- b.m.