martes, 16 de septiembre de 2014

Deseando la mayor derrota.

Odio decir ésto pero no puedo. Simplemente no puedo. No estoy preparada para todo a lo que tengo que afrontar. La impotencia, la cobardía no parecen saber el camino de salida para abandonar mi pecho y lo peor de todo ésto es saber que voy a cubrirlo por completo; voy a tratar de esconderlo como si así todo fuera a desaparecer. Pero no, todo va a permanecer, va a aumentar. Y tengo miedo de que todo acabe por comerme, por destrozarme al completo cuando pensé que no podía volver a estar tan rota. Cuando vuelva a mirar a mi derecha y a mi izquierda no habrá nadie de quienes prometieron quedarse y no habrá nadie nunca más porque sus "las cosas cambian" que salen de sus bocas son unos "no voy a hacer nada para permanecer" camuflados. Voy a acabar sin vida y sé que no voy a hacer nada al respeto porque todos mis sueños parecen transformarse en uno único; desaparecer. Quiero borrar mi nombre, mi rostro, mis acciones de cada una de las memorias por las que he pasado, si es que logré quedarme ahí una vez. No me veo con la capacidad de afrontar todo lo que la vida me da, todo con lo que la vida me golpea y no puedo tener más miedo. Nada de lo que he podido hacer hasta ahora ha valido la pena para tener que almacenar tanto dolor en mi pecho. Y tampoco quiero afrontarlo porque no merezco tener que hacerlo. Todos estos años se resumen en golpe tras golpe con ni una sola victoria a mi favor. Pero creo estar preparada para admitir la mayor de mis derrotas. Ojalá hoy pudiera darle la bienvenida pero al transformarse en deseo, nunca va a llegar a mí. La mayor de mis derrotas es la mayor de mis ansias y todo lo que me libera de la angustia no parece recordar mi persona. Estoy condenada a batallar sabiendo que nunca llegará a mí.

- b.m.