viernes, 5 de septiembre de 2014

Verdadera valía.

Por muchas fotos que
colgaras en tu habitación;
por muchas cartas que
abrieras y leyeras;
o por muchas veces
que marcaras su número;
nada ha quedado intacto,
habéis desaparecido.

Parece que te enfrías,
como si no hubiera nada
corriendo por tus venas y,
sin embargo, ardes de la nada
cada vez que le ves,
con la ansía de golpearle
por cada puta jugada suya,
como si no hubieras perdonado.

Te sientes vacía y no hayas nada
que logre hacerte recordar
cómo era ser consciente de
cada parpadeo, cada respiro;
no recuerdas la razón por la que
sigues aquí porque no tienes a
nadie que te la rememore o
algo que te encienda por dentro.

Él desaparece y, de repente,
todo se esfuma de tu alrededor
como si nunca hubiera habido
nada antes de su llegada,
como si fueras inservible cuando,
por muy vana que te sientas,
irradias el sentimiento de que
siempre has sido suficiente buena.

Si nunca te hizo sentir plena,
no le des el poder de hacerte
sentir vacía cuando marche;
no le hagas pensar que nunca
se equivocó o te deterioró
pues transformo un bonito interior
de oro en un necio lugar
vació de valor y orgullo.

- b.m.