domingo, 27 de julio de 2014

Revolucionarios.

El mundo nos va a consumir
como un sucio cigarrillo o
quizá, como lo que somos,
nombres prescindibles.

Hemos roto todo aquello
que emerge en nosotros y
casi sin darnos cuenta,
nos corta y lo permitimos.

Podríamos ser felices
más allá de lo establecido,
pero nos cohibimos a todo
ya que es más fácil.

Somos cobardes cubiertos
bajo una gran nube de
conformismo, de abnegación,
pese a todo ese gran dolor.

Podríamos ser grandes
más allá de intentar encajar
o contentar sin ser feliz,
siendo revolucionarios.

Vamos a acabar siendo
rostros olvidados en el polvo,
sin nombre ni historia,
como estamos destinados.

Y sí, yo, la que alienta,
tengo miedo de ni siquiera
poder ser lo que me marcaron,
ser una triste y baja decepción.

No sabría luchar sola ni ser
la chispa de una revolución,
sin tener tras de mí, aunque sea,
una mente como la mía.

- b.m.


jueves, 24 de julio de 2014

Creer sin ver.

Puedes continuar creyendo que
tú misma provocas el dolor;
cómo si pusieras las palabras,
dolientes, en sus labios.

Puedes continuar pensando que
mereces ese sentimiento,
de decepción, de poca valía,
a cada instante de cada hora.

Puedes continuar profesando que
sobrevives en el lugar correcto
con el alma equivocada
por no poder encajar y sentir.

Puedes continuar sintiendo que
eres el error humanizado,
sin derecho a la felicidad pero
sí a la tormentosa desdicha.

Pero no puedes ver que
continuar perdonándolos
cuando no puedes perdonarte
no salvará tu mundo, solo el suyo.

- b.m.

martes, 15 de julio de 2014

Propósitos hechos realidad.

El mundo es demasiado inverosímil para hacerte sentir tan pequeña. No necesitas que te hagan tener los pies sobre la tierra si tu lugar es más allá del cielo. La persona que más te va a necesitar en esta vida eres tú. Puedes intentar creer que tus ojos se ven más bonitos pintados, que tu cuerpo se ve mejor sin haber comido, que tu futuro está detrás de miles de libros de texto pero no tan el fondo sabes que tu felicidad no debería depender de ello. Vales la pena y la vida que ansías también. Este mundo necesita una persona con tus sueños. Pero más que sueños, les deberías llamar propósitos porque los sueños no se cumplen; los sueños son pequeñas ficciones que nunca se convierten en realidades y mereces más que eso. La vida no es tan larga como para desgastarla a base de mentiras y no vas a volver a ser igual de joven de lo que eres ahora. Di la verdad, di que tú no quieres ser como el resto. ¡Nadie quiere! ¡Pero lo permitimos! Somos la contradicción humanizada. Permitimos convertirnos en mentiras exigiendo verdad. No deberías intentar querer lo que no amas; eso no es amor verdadero y todos los amores deberían ser verdaderos por muchas clases que digamos que existen intentando excusar esa falta de afecto. Humanos que nos deshumanizamos; suena ridículo. Lo repetiría hasta la saciedad por ti; lucha. Te vas a encontrar más de una persona intentando que cambies tu dirección pero tú sigue recto. Esa clase de personas son las que intentan cambiar el significado de vida. Vida no es respirar. Vida no es esperar la muerte. Vida es poder decir que eres feliz. Nos hacen pensar que el cielo, el paraíso es algo inexistente aquí a nuestros pies pero en realidad puede ser cualquier rincón si tú deseas eso. Y todo ésto es lo que nunca nadie te ha dicho, lo que nunca nadie me ha dicho a mí, lo que nunca nadie ha dicho a nadie. Somos pura armadura con miedo a mostrarnos. Me gustaría conocer a quien nos hizo creer a todos que ser infelices para encajar también es vida. Vamos a acabar viviendo muertos. ¿Vas a tolerarlo? Porque yo no. Sé que tú tampoco. Uno hace poco pero dos hacen más ruido.

- b.m.

sábado, 12 de julio de 2014

Te echaría de menos pero.

No sabría explicártelo. Ni siquiera sé cómo explicármelo. Es como si te echara de menos sin quererte de nuevo, cometiendo miles de errores nuevos buscando un error tan bonito como el que fuiste tú. Ahogándome, sin querer recordar todo lo que hice la noche anterior solo porque esas tonterías no fueron en tus labios. Ya no sonrío al escuchar tu nombre, ahora causa dolor e indiferencia pero aún así, no sé que es lo que echo de menos; quizá era el creer que había encontrado a esa persona de la que todo el mundo hablaba. ¿Podría ser que simplemente aborrezco la soledad que albergó en mí durante años? Pensé que nunca más tendría que saborearla. Es triste echar de menos las sensaciones y no tu piel. Es como si todo lo hubieras hecho mal al fin y al cabo, pero sé que no es así. La que está estropeada soy yo. Realmente tengo miedo pero lo callo. No quiero encontrar a alguien como tú, no quiero tener que volver a soportar ser cortante; quiero encontrar a alguien que me haga sentir todo lo que tú me hiciste sentir pero correctamente, sabiendo que nunca más tendré que preocuparme porque todo estará bien a su lado. Aunque me consuela saber que ya no es tu cuerpo, ni tu voz, ni tus rasgos las que aparecen en mi cabeza antes de dormir, ni al despertarme, ahora ni siquiera recuerdo que aparece en esos momentos. No sé si vendrá alguien nuevo que me haga revivir esas sensaciones pero espero que no seas tú nunca más. Ni siquiera sé si tendría que darte las gracias. supongo que no, al final de todo nada mereció la pena al ver como de rota acabé. Y si acabo sola, será porque está escrito; quizá lo haya escrito yo misma, quizá simplemente no estoy hecha para nadie pero soy más que eso. Me di cuenta tarde y aunque ahora mismo eche de menos miles de cosas, tú no eres una de ellas. Poco a poco todo desvanecerá; el olvido es inevitable. Se feliz, yo lo intentaré.

- b.m.