domingo, 15 de junio de 2014

Imperdonable.

Recuérdate la razón por la que
todo esto tomó lugar;
fue solo tu regocijo quien
me causó tanto dolor.

¿Cuántas veces tendré que
recordarte que ya no;
que hasta aquí llegó,
que ya no formas parte de mí?

El perdón no se regala,
y aunque así fuera créeme,
tú nunca serías el destinatario
de semejante obsequio.

Nunca podría volver a escucharte
sin repetir en mi cabeza
tus anteriores palabras dolientes
que me marcaron como cuchillas.

Ya no soy la misma de antes:
la esencia que albergaba en mí
ya desconoce el cuerpo
en el que previamente habitó.

No quiero absolverte de tus culpas,
tampoco te ansío de nuevo;
solo quiero que sufras
todo lo que una vez padecí.