martes, 27 de mayo de 2014

Odiando(me).

Me dolía tanto odiar que
odiaba el dolor.

Ese nudo en la garganta que
me impedía articular cada una
de las palabras que ansiaba gritarte
me quitaba la vida.
Mis pocas fuerzas de enfrentarme al mundo
si no era entre mis sábanas,
acabaron por conquistarme.
Cada uno de los cortes
pide ser reabierto con el mismo desespero
de la primera vez,
como si amara el sabor del metal.
Las lágrimas establecen su hogar
en cada una de las mangas,
anhelando volver a cada minuto.
Las ausencias conviven conmigo
como si su existencia dependiera de mí,
y es que su vacío mata
cada centímetro de mi existencia.

Y me dolía tanto odiar que
acabé por odiarme.

- b.m.