miércoles, 28 de mayo de 2014

Falsa realidad.

No logro recordar en que momento de estos últimos meses me hiciste creer que me querías. No puedo encontrar la razón por la que me dañaste. No quiero continuar. Hiciste que durante centenares de noches mis párpados no encontraran el descanso, parpadeando en busca de una razón por la que no cerrarse por última vez.

Nunca he experimentado una sensación de vacío tan abismal. No solo te perdí; me perdí. Dime en qué momento me arrebataste el derecho de caminar cogida de tu mano y la razón. ¿No la cogí con suficiente fuerza? Si es así, te juro que... la sujetaba con la mayor intensidad que podía brindar mi cuerpo para que te dieses cuenta de que te necesitaba. De que te necesitaba y te necesito.

Te concedí mil y una oportunidades como si mi deseo albergara en cada una de ellas. ¿No fui lo suficiente? Si es así... ¿por qué me escogiste? Nunca antes vi una mirada con tan poco sentimiento y aún así la excusaba con tontas razones para lograr disculparte. Aún hoy no sé si la culpa fue mía o tuya, pero sigo pasándote por alto, por encima de mí. ¿Para qué continuo perdonándote si no buscas mi perdón? Si solo soy la tonta a quien es fácil joderle.

Releyendo miles de mensajes buscando esa pequeña chispa que encendió tu desinterés. O quizá fue siempre así. ¿Si nunca estuve en tu mente, por qué hacerme creer tal cosa? Viviendo ciegamente en la fe de tu querer...

Debería felicitar tu gran actuación, pues me hiciste pensar que la oscuridad había sido finalmente iluminada. ¿Besarme fue un suplicio? ¿Abrazarme fue un castigo? ¿Todas esas palabras que recuerdo fueron ensayadas? Y es que echo de menos hasta las cosquillas que tanto odiaba.

Y ahora no sé vivir sin ti. No recuerdo como logré hacerlo una vez. No veo la razón para reír, o para escribir, o para respirar. Estoy desconectada del mundo, estoy fuera de él y no sé donde me encuentro, aunque se parece bastante al lugar donde decías que habitaban las ganas de dejarme atrás de nuevo. Es oscuro, frío, desalentador. Y ahora no vivo, sobrevivo pero no por mucho más.

Mentiría si no dijera que fui feliz aunque las sonrisas fueran débiles mientras los gritos, los llantos y los desalientos eran los monarcas del momento. Simplemente me aferraba a ello. ¿Cómo pude pensar que eso era todo lo que merecía? Te daba tanto que ahora no puedo sacar ni una simple emoción o una pequeña sonrisa sin pensar que antes tú eras el dueño.

Te quiero pero no me necesitaste en ningún momento de tu vida. Quizá confundí el papel de bufón con el de enamorada. ¿Fue fácil echarme, verdad? Claro que lo fue, no necesito que los labios que tanto ansío repitan esas mismas palabras con todavía más desprecio.

Me quedé sin fuerza, sin voz, sin persona, sin deseos, sin aspiraciones y aún sigo creyendo que lo peor fue quedarme sin ti. Y antes de buscarme, seguiré buscándote a ti, como si pudiera transformar el pasado en realidad.

- b.m.